MISU

Misu formaba parte de una colonia felina que un vecino se dedicaba a alimentar con sobras de comida y chuscos de pan para que le mantuvieran la parcela limpia de ratas e insectos. Cuando vimos a Misu muy enfermo en las calles e informamos al dueño de la parcela, nos reconoció que "no iba a gastarse ni un duro por un gato callejero" y que si se moría ya buscaría a otro callejero que le cazara los bichos. Por suerte, nos dieron permiso para tratarlo y pudimos rescatarle. Misu llegó siendo una bolita con tantos mocos que no podía respirar por la nariz, con fiebre, deshidratación, infección en los ojos, diarreas... Con tratamiento, paciencia, comidita rica y amor se recuperó. Tras finalizar su cuarentena le llevamos al veterinario, donde nos llevamos la sorpresa de que era positivo en inmunodeficiencia felina. Lo único que nos dio pena es el estigma que se tiene a los gatos positivos. Misu iba sobrado de ganas de vivir y sabíamos que encontrar a su familia era cuestión de tiempo. Los gatos con inmunodeficiencia son gatos completamente normales que incluso pueden vivir toda su vida sin desarrollar síntomas. Tras un año de acogida, apareció la familia perfecta para Misu. Comprendieron a la perfección que un gato positivo no es sinónimo de un gato enfermo, y se enamoraron de él. Actualmente Misu está viviendo su mejor vida y ahora comparte aventuras con su mejor amiga Toffee. Es un gato lleno de energía y curioso, al que me encanta jugar y las caricias. Desde que llegó a nosotras de acogida, siempre tuvo alma de aventurero y se acostumbró a salir con arnés y correa a zonas tranquilas. Adora explorar la hierba, subir árboles y tumbarse a ver pajaritos.

Han pasado ya 2 años y ni por un segundo nos arrepentimos de adoptar a Misu. Es un gato muy especial y nos alegra mucho tenerlo como compañero pues ha llenado nuestra vida de ronroneos, maullidos, paseos y también de algún arañazo de vez en cuando, para qué negarlo. No nos queremos imaginar la vida sin él. 
El proceso de adopción fue sencillo. Lo primero: ponernos en contacto con la asociación y enviarles un cuestionario sobre nosotros. Después, visitamos la casa de acogida donde estaba Misu para conocerle y, tras hacerlo, tuvimos claro que era nuestro compi gatuno ideal. Ahora convivimos felices los tres, con otra gatita adoptada, Tofe, con la que ha hecho muy buenas migas. 
Muchas gracias a Nerea y a las demás integrantes de Protección Animal Fresno. Habéis hecho muy fácil todo el proceso y sabemos que podemos contar con vosotras para cualquier duda o dificultad que nos surja en el futuro. Y sobre todo, gracias por cuidar tan bien a todos los michis que lo necesitan y a ayudarles a encontrar a sus humanos.

 Familia de Misu